lunes, noviembre 04, 2019

La estrategia de la Paz.

Me he percatado de un tuit, de un político que reconozco como inteligente. Daré sus iniciales solamente (JS), pero él sabrá que me refiero a su persona, si es que en algún momento lee mis palabras.
¿Qué pasa con la “Estrategia de pacifismo, con violencia disruptiva e intimidatoria”? En realidad existe una mecánica para contener a las masas de gentes que no ven y no verán el desarrollo, por estar en el lado del soporte y no del disfrute.
Al parecer, esto ha sido la tónica de los países de Latinoamérica, desde la conquista española y portuguesa; pasando por las intestinas, separatistas y criollas trifulcas por el territorio y la emancipación de los pueblos; llegando a las contemporáneas – sucedidas hace menos de un siglo, por cierto- dictaduras militares.
Esta estrategia que comento, es una práctica que surge del mismo espíritu que ha movido a todas estas etapas de violencia emancipadora y han decantado en lo que reconocemos como democracia: Acciones políticas que no estaban y no están cimentadas por fuertes pilares institucionales, virtudes cívicas que no provienen de un legado ideológico y, lo más complejo, adversarios políticos que se reconocen como enemigos y que han trasladado aquello a su alocuciones, dichos, sentencias, acciones y demostraciones.
Entonces, la violencia se traspasa por el tejido social hacia los grupos de personas de una comunidad dada. En el caso de nuestra sociedad, aquello ya es evidente y solo nos queda entender a qué estamos afectos y qué nos tienen preparado para mantenernos en el mismo lugar donde nos dejaron. En el caso de nuestro tiempo y sociedad, luego que se retirara la hegemonía militar y dejara el andamiaje con el cual hemos debido convivir por 30 años.
De seguro les puedo indicar que: Nos ha llegado el tiempo de la violencia, una defensiva y otra ofensiva. El modelo, en todas sus formas (económico, social, cultural, estratificarío, territorial, civil, dominativo, etc.) impuesto por los otrora triunfadores de la preeminencia castrense ya no se sostiene, y trae consigo una desestructuración que está abriendo las compuertas del conflicto último de la sociedad (desarrollo, superación, disfrute, etc.) sin que el Estado y sus administradores temporales puedan detenerlo.
Sin embargo, está la Estrategia de “pacifismo” con violencia disruptiva e intimidatoria, la cual debe ser localizada y se ha de reconocer a sus ejecutores, para que nos den cierta claridad de las cosas que debemos ajustar; para no convertirnos en los eternos dominados, sin darnos cuenta de la gran mortaja que nos lanzan para mantenernos en su paz.
 
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